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8 de agosto de 2011

2003 07 12. Turquía. Monte Ararat y Doğubeyazıt.

La vuelta a Turquía: Norte - Este - Sureste

Ankara - Trabzon / Trebisonda - Ayder Yaylasi - Georgia- Karagöl - Kars - Ani -
Monte Ararat - Dogubayazit - Van - Tatvan - Monte Nemrut - Alanya - Ankara


Día 7. 12 de julio de 2003. Doğubeyazıt y el monte Ararat.

Hacemos los 235 kms de Kars a Doğubeyazıt en unas 4 horas sin sobresaltos. Paramos a estirar las piernas en un puertecillo de montaña y a lo lejos nos hace una señal con un brazo un pastor que estaba sentado en en un banquillo en la entrada de su cabaña. Nos parece que hace un gesto como para tomar algo y dada la hospitalidad de los turcos, especialemente en esta zona alejada de las rutas de hordas de turistas, se trate de una amable invitación a tomar un te. Lamentablemente tenemos que rechazar su invitación ya que nuestra nena está durmiento plácidamente en el coche. Además, por qué no voy a decirlo, soy un poco escrupuloso a la hora de dejar que juegue entre bostas de vaca. Ya lo sé, los niños de la zona lo hacen y crecen sanos y fuertes.

Y yo pensaba que Kars era un lugar seco y polvoriento... Doğubeyazıt es la madre de todas las ciudades polvorientas. Tiene una única calle asfaltada, estando el resto cubierto de un palmo de polvo.

Paramos a comer en un típico restaurante turco en los que sirven únicamente doner kebab. El restaurante estaba casi lleno, bullicioso y animado. Entramos y nos sentamos en una mesa. Se hace el silencio. El viejecito barbudo con gorrito blanco (ha estado en La Meca) de la mesa de al lado nos mira. Y el de la otra mesa, y otro. Se acerca el camarero y con una nos hace un gesto para que le acompañemos al piso de arriba, donde está el salón "familiar". La planta baja es solo para hombres, mujeres y familias a la planta de arriba. Estamos solos. Esta es una curiosidad "islamista" del este de Truquía. Son hospitalarios hasta el momento de tratar con las mujeres.

Nos alojamos en el hotel Grand Derya. Otra pasada. La primera habitación tenía la ducha atascada. La segunda, y definitiva, tenía cuatro cerrojos o pestillos y la cama estaba presidida por un farolillo rojo.
Salimos a cenar a un doner, para variar.


EN CONSTRUCCION

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