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13 de junio de 2024

Etapa 5. Camino de Santiago 2024. De Estella a Los Arcos.

Etapa 5. Camino de Santiago 2024. 
De Estella a Los Arcos. 23 Kms.
126 Kms acumulados.
12 de junio de 2024. 

Solo tienen valor los pensamientos que nos vienen  mientras andamos. Nietzsche.

La fuente del vino a las afueras de Irachi. Una fuente de la que mana vino al abrir un grifo, que no es una alegoría de la abundancia, ni tiene que ver con la mitológica cornucopia. Es una estrategia de marqueting que les ha funcionado muy bien, ya que la fuente está en la entrada a las bodegas Irachi,  aunque conmigo no ha funcionado porque he pasado por la fuente a las 8 de la mañana con pocas ganas de vino.

Me he despertado en el albergue de Estella a las 6:30, pero llevaba ya una hora despierto, pelado de frío debajo de mi manta americana de la mili, y pensando en la capacidad que tiene el Camino para cambiar las cosas, si te dejas. Prueba de ello es la tertulia de ayer con un grupo de gente tan heterogéneo (2 italianos de 45 años, 2 franceses de 21, un español de 18, un neozelandés de 75 y yo) en la que cada uno expuso su visión a la pregunta ¿Defenderías a tu patria hasta la muerte? Curioso tema para una tarde de verano en un albergue de peregrinos.

A las 7 ya estoy pateando a 7⁰ C. subiendo  hacia  el pico Monjardín; A la bajada, el Camino atraviesa kilómetros de viñedos. En Luquín paso de largo de la basílica de los Remedios. Arqueta, buenos bocatas. En la parte final de la jornada los viñedos dan paso a campos de cereales y pinares. Una vez en los Arcos voy directo al albergue municipal, regentado por una pareja de holandeses.
Hoy Tata y su esposa, una pareja de italianos con los que he coincidido las 3 últimas noches, han preparado pasta para 15. 
Después de la cena, con un limoncello en la mano, le he contado al cocinero, que habla bastante bien español, el motivo por el que estoy en el Camino; Cuando he terminado se acerca el chico catalán y me dice que no ha podido evitar escuchar mi historia y que si quiero hablar que podía contar con él. Se llama Dani, tiene 18 años, atlético, guapo y con una melenita rizada que me recuerda a ti, y es de Barcelona. Estoy en shock.
Después de escribir un poco me voy al pueblo a ver la plaza porticada y la iglesia de Santa María con unos retablos  barrocos, sillería manierista y claustro gótico.

Hoy también he tenido la suerte de rodearme de simpáticos peregrinos que han querido dedicarme unas palabras.

Hoy voy a dormir como un bebé, en parte gracias a Graeme Judkins, neozelandés de 75, que no le ha importado dormir en la litera de arriba.

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